lunes, 8 de octubre de 2012

¿Quien es el que miente?


Nuevamente esta semana leemos “la famosa frase”. La repiten todos con certeza, convencimiento. El interlocutor generalmente mira a los ojos a quien la expresa y asiente cerrando sus ojos, diciendo "seguro, yo también conozco la frase". Luego ingresan ambos en un estado de pureza tal que conmueve. Sus vidas empequeñecen a la de los Santos. El auditorio se conmueve ante estos personajes, alguno de los cuales que dejaremos piadosamente en el anonimato, lo más cerca que estuvieron de un libro fue buscando un número telefónico en las antiguas guías.

Quien nuevamente pronunció la frase de referencia, fue esta vez el parlanchin del Caribe, el inefable Hugo Chávez. Claro que con sus condimentos típicamente tropicales y socialistas del siglo XXI. Hugo dijo "Es lo que dice Goebbels, miente, miente, que algo queda". El aditamento del tiempo presente (dice Goebbels) le da un poco de color a la frase en boca del venezolano, porque no dudamos que Chávez sabe que Goebbels murió.

Pero vayamos al fondo del asunto: ¿dijo eso Goebbels? Difícil tarea tratar de demostrar que alguien NO dijo algo, cuando es mucho más sencillo probar que efectivamente sí lo dijo. Y seamos honestos, nadie o casi nadie, bajo la censura imperante en temas relativos al III Reich, saldrá a defender la memoria de don Joseph. Pero a nosotros siempre nos pareció rara la frase, como otras tantas atribuídas a personas que ya no se pueden defender.

Convengamos algo, Goebbels fue uno de los más inteligentes (sino el más) integrantes del gobierno de la Alemania nacionalsocialista. Su responsabilidad principal fue ser Ministro de Propaganda y Esclarecimiento Popular y, como la gente del gremio sabe, fue uno de los creadores de la propaganda política moderna. Así que pensar que como anticipo de su función dijera que la misma se iba a basar en mentir repetidamente para que algo falso se instalara como verdadero, parece improbable. Porque en el fondo, quienes repiten la frase dicen dos cosas: que una mentira repetida se convierte en verdad, y que Goebbels lo hacía.

Ahora bien, ¿cuando lo dijo Goebbels?. Buscamos meses, consultamos a especialistas. Alguna vez esperamos que alguien, repitiendo la frase, diera con el origen de la misma. Nada. Ni en un libro, ni en un discurso, ni alguien haciendo pública una conversación privada. Y eso que Goebbels habló, y mucho.

Obviamente que me llamó mi amigo el Tano, bruto pero no bobo y me dijo: "gugleala, si no está en gugle, no esiste". Y así fue, y tampoco apareció el origen de la frase, solo los miles de repetidores que la usan, casi a diario.

Sí encontramos sitios donde casi afirman que la frase no fue pronunciada por Goebbels o, sencillamente, no han podido encontrar el origen de la misma (http://bytwerk.com/gpa/falsenaziquotations.htm).

Finalmente, otra información que nos alcanzó el Tano de su amplia bibliografía, fue una frase pronunciada por el susodicho Goebbels en el marco de una conferencia dictada en 1934 a la gente del Ministerio de Propaganda sobre el tema "Qué es la propaganda política". En esa conferencia está registrado que habló de los recursos habituales de los medios y, refiriéndose a la prensa de la República de Weimar, dijo textualmente: "una mentira, repetida mil veces, al final termina siendo una verdad". (Eine tausendmal wiederholte Lüge endet als Wahrheit). Pero lo dijo en un sentido absolutamente técnico para explicar, más que nada, el funcionamiento de los que hoy se llaman "operativos de prensa".

Pero Google nos dió más información. En el mismo año, durante el congreso partidario realizado en Nüremberg, Goebbels expresó: "Toda propaganda tiene una orientación. La calidad de esta orientación determina si la propaganda tiene un efecto positivo o negativo. La buena propaganda no necesita mentir; de hecho, no debe mentir. No tiene ninguna razón para temer a la verdad. Es un error creer que la gente no soporta la verdad. La soporta. Es solo cuestión de presentar esa verdad a la gente de un modo que la pueda entender. Una propaganda que miente demuestra que está al servicio de una mala causa. No puede tener éxito en el largo plazo". (Cf.http://www.calvin.edu/academic/cas/gpa/goeb59.htm (en inglés) Consultado el 08/10/2012).

Más. Por ejemplo, después de someter a la figura de Goebbels a un análisis muy crítico, el historiador Helmut Heiber del actual Institut für Zeitgeschichte (Instituto de Historia Contemporánea) de Munich no pudo menos que reconocer en 1982: ". . . consecuentemente, Goebbels fue capaz de jactarse que su política informativa era no solo superior a la del enemigo en su carácter monolítico sino también poseedora de una «seriedad y credibilidad» que simplemente «no podía ser superada». La jactancia pudo ser hecha con alguna justificación: considerando el largo plazo, Goebbels afirmaba que la mejor propaganda es aquella que se halla exclusivamente al servicio de la verdad. Las verdaderas mentiras de Goebbels, sus mentiras conscientes, siempre se refirieron a meros detalles . . . Las mentiras de Goebbels fueron más de la naturaleza de esos equívocos y evasivas con las cuales los voceros de los gobiernos de todo el mundo buscan «proteger» el «interés nacional»." (Helmut Heiber, "Goebbels", Berlin, 1982).

Para finalizar, el historiador francés Jacques Ellul, en su ya clásico estudio "Propaganda" escribió: "Subsiste el problema de la reputación de Goebbels. La propaganda anglosajona le adjudicó el título de Gran Mentiroso a pesar de que Goebbels nunca dejó de batallar para que la propaganda fuese lo más exacta posible. Prefirió aparecer como cínico y brutal antes de ser atrapado en una mentira. Constantemente repetía: «todo el mundo debe saber cual es la situación». Fue siempre el primero en anunciar eventos desastrosos o situaciones difíciles sin ocultar nada. El resultado fue la opinión general que los comunicados alemanes de entre 1939 y 1942 fueron, no solo más concisos, más claros y menos enmarañados, sino también más veraces que los comunicados de los Aliados. Todo esto es tan cierto que el adjudicarle a Goebbels el título de Gran Mentiroso debe ser considerado como un éxito considerable de la propaganda aliada." (Jacques Ellul, "Propagandes", 1962. Nueva edición, Paris, Économica, 1990. En inglés "Propaganda. The formation of men's attitudes", New York 1965. Nueva edición en Random House, ISBN 0394718747).

No creemos haber llegado a un punto final sobre esta frase, pero al menos sabemos que nadie ha podido afirmar que Goebbels efectivamente lo ha dicho.

Lo curioso es que, mientras la cultura periodística continúa repitiendo como un apotegma aquello de "miente, miente que algo quedará" adjudicada a Goebbels, la historiografía académica hace rato que abandonó el mito. Algo que los medios masivos prefieren ignorar, por supuesto.

Pero sí, tangencialmente, hemos podido comprobar algo: la frase es malditamente VERDADERA. Y su propia existencia es la prueba de su veracidad. Repetida mil veces, la gente cree que Goebbels realmente la ha dicho. Quizás, el lector interesado, podrá urgar e investigar sobre que otros falaces temas, a causa de su eterna repetición, se instalan en el inconsciente de las personas como verdaderos.

3 comentarios:

Occam dijo...

Brillante. Y muy bien escrito y expuesto, además. Sólido y concluyente. Sabía que la frase se le atribuía a Goebbels pero que era improbable que le perteneciera, pero no lo había leído tan bien argumentado hasta ahora. Si me permite, voy a recomendar la lectura de este excelente post.

Mis felicitaciones y un cordial saludo.

Roberto López-Geissmann dijo...

Te doy un dato. Hace años leí un enjundioso artículo que más o menos decía lo que este actual, pero agregaba la fuente real: era uno de los "grandes revolucionarios" marxistas. Mi memoria es buena en la esencia de las cosas, pero me falla en detalles -este no lo es tanto -y paso el tip para ver si se puede encontrar la "fuente" de esta triste pero real frase, NO de Goebbels.

Anónimo dijo...

Quien verdaderamente dijo esa frase fue Medio, aquí en Plutarco Obras morales Libro I
"En efecto, les ordenaba que con osadía atacasen y ofendiesen con calumnias, enseñando que, si el ofendido se curaba la herida, quedaría la cicatriz de la calumnia."
Biblioteca Clasica de Gredos Nª78 pagina 243.

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